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“Somos felices sin darnos cuenta”: Manuel nos enseña a vivir

De resiliencia, de fortaleza, de perseverancia, de sueños…La siguiente, es una historia de vida inspiradora y emotiva, que acompaña Fundación León a través de su Centro Integral de Acompañamiento Familiar (CIAF) Casa León, de Yerba Buena.

Manuel tiene 29 años. El día que los cumplió, 1 de septiembre de 2020, podría decirse que volvió a nacer, que empezaba su nueva vida. Es que ese día recibía el alta médica de una operación de columna por una caída de su moto que le había causado cuadriplejia, el 9 de julio del mismo año.

A un año de los sucesos, la recuperación de Manuel es asombrosa para la comunidad médica.

“Pasé de tener diagnóstico de vivir postrado en una cama, a estar sentado en una silla de ruedas sin apoya brazos, a moverme un poco, a tener sostén del tronco de mi cuerpo y a mover mis brazos. Recuperé muchísimas partes de mi cuerpo. Estoy sintiendo mis piernas. En el agua tengo pequeñas estimulaciones de movimiento en mis piernas”, describe el protagonista, quien al momento de accidentarse trabajaba como peón rural en una finca de paltas. “Toda esta recuperación es imposible para el tipo de mi lesión pero posible para Dios y para mí, que soy el que le meto las ganas, porque alrededor me están conteniendo”, asegura el joven, y ratifica que en gran medida,  “depende de uno”. “Que siempre que uno crea que no puede, piense que sí. Que no siempre es un no”, aconseja. “En mi peor momento, yo aprendí que todo es posible”, asegura Manuel. “Todo se puede. La medicina me decía que no iba a poder hacer nada. Desde la Fe, me estoy dando cuenta que todo es posible. Y cuando uno le pone ganas y se encuentra fuerte, más se puede todavía. Toda estas perspectivas son descubrimientos  de mi nueva vida”, reconoce Manuel, al que hace un año le daban de comer para poder alimentarse. Hoy lo hace solo. “Me siento orgulloso, porque sé que con mis logros le doy felicidad a mi entono, que también está mejor. Porque no tan solo sufre la persona que padece lo que me tocó a mí, sino también el entorno. Se sorprende de lo que uno logra. No es fácil, pero tampoco imposible”, celebra.


LEÓN EN SU VIDA

Por la caída de su moto, Manuel sufrió la fractura de la quinta y sexta vértebra de la cervical. Le diagnosticaron cuadriplejia total. Estuvo tres días internado en el Hospital Padilla. Los diagnósticos no eran los mejores. Le dijeron a su familia que las 72 horas posteriores al accidente serían clave. También que no lo iban a operar y que no podían hacer más nada. Que de ahí saldría y estaría postrado en una cama de por vida.

A Manuel lo derivaron del Hospital Padilla a la Clínica Mayo. Allí conoció a un doctor que decidió operarlo. “No había mucha esperanza, pero sí la certeza de que podría tener una mejor calidad de vida”, recuerda Manu. “Hasta la operación (4 de agosto), había pasado menos de un mes desde el accidente”, agrega el joven. “Tuve una buena evolución, a diferencia de otras personas que sufrieron lo mismo que yo”, reconoce y añade que “eso le llamó la atención a los médicos. Si bien tenía algunos movimientos en mi brazo izquierdo, mental y emocionalmente me encontraba muy fuerte”.

Mientras reconoce que “los primeros días estaba bajoneado”, Manuel dice que comprendió la gravedad de la situación “automáticamente cuando despierto después de haber estado inconsciente”.No sentía las piernas, ya sabía que me había fracturado la columna. Siempre me la pasaba leyendo o viendo sobre este tipo de lesiones. Lo sabía”, comenta.

Llegamos al CIAF Casa León a través de mi mamá. Vivimos a tres cuadras.  Ella pasó a hacer unas compras. Yo ya le había comentado que había visto un cartel en esa casa. Sabíamos de la ayuda que le brindan a la gente. Entonces mi mamá se llegó al CIAF para gestionar una silla de ruedas nueva, para cambiar la que tenía, que era prestada. Y en Casa León me dieron una solución rapidísima. Me dieron la silla en 20 días, algo que la obra social no podía hacer”, recuerda Manuel.

En el CIAF Casa León, a Manuel, y a toda persona y familias que acuden en busca de soluciones, está a cargo la trabajadora social por la UNT Romina Díaz. Ella coordina con los Programas de León (en este caso con Discapacidad) y con su equipo para atender cada caso y acompañar cada historia. Por ejemplo, en la hermoso lazo que construyeron con Manuel, también es parte Juani, un estudiante de la Facultad de Psicología de la UNT que se sumó al CIAF como practicante. «Lo de Manuel es increíble. Cuenta con una fortaleza admirable y contagiosa», reconoce el futuro psicólogo.

Equipazo. Juani saca una selfie
con Manuel, Jessi y Romina.

 


APRENDIZAJES

“Somos felices sin darnos cuenta”, asegura el joven. “Yo era una persona que tenía lo esencial para vivir y no me daba cuenta lo feliz que era con lo poco que tenía”, analiza. Y recuerda que “siempre quise ir por más y me quejaba. Lo poco que tenía me servía para ser feliz. Y no me daba cuenta”.   

 

LA FAMILIA

Al momento del accidente, Manuel estaba conviviendo en Famaillá con su pareja, Jessi y el padre y la hermana de ella. Manuel trabajaba. Además  de las paltas, también cosechó limón y arándanos y en los veranos viajaba a Río Negro para cosechar manzanas y peras. Así era su vida antes del accidente. “Era un laburante”, se define. “Un tipo muy activo, volvía del trabajo y buscaba algo qué hacer”, rememora. Actualmente vive cerca del CIAF – Casa León con su madre, un hermano y una hermana. “Pasé de ser muy activo a estar mucho en mi casa”, describe sus días de hoy. Y agrega: “Busco alguna actividad, hago ejercicios que me sirven para ir recuperando mi motricidad. También tengo hidroterapia, que me ayuda mucho”, suma.

Manuel mira hacia adelante. Valora la vida. Y junto con el acompañamiento de León construye proyectos. “En 2022 quisiera empezar a estudiar en la Universidad. Me gustan carreras como Administración de Empresas o Higiene y Seguridad”, augura.

Solo no se puede. Menos en mi caso, que, aunque a veces uno no quisiera, dependo de otros. Encontré mucha contención y ayuda en mi familia, que es la que me cuida. Y qué decir de mi pareja. Jessi es la que me da las fuerzas y las ganas. Siempre me motiva”, dice Manuel. En la conversación, Jessi está al lado suyo: “Es día a día. A veces él me dice que no puede y yo le digo que sí va a poder. Que para Dios nada es imposible”, comenta ella. “Yo lo quiero ver parado. Sé que lo va a lograr, porque es una persona muy fuerte”, sueña la joven.

Con Jessi, su amor.

 

Sobre ponerse de pie, dice Manuel, “es una posibilidad”. “Mis objetivos son volver a pararme y hacer unos pasos. Depender cada día menos de los demás. Pero también soy un realista. Lo mío no es a corto plazo. En un año recuperé algo de movimiento, pero me falta. No quiero ilusionarme ni ponerme plazos.  Lo que sí sé es que si pasan 1, 2 o 10 años y tengo que seguir rehabilitando o haciendo cosas para mejorar, lo haré….”

A Manuel le gusta la lectura, aunque admite que ahora no se está dedicando tanto. Escucha música. Mira la tele. Ve documentales, “para seguir aprendiendo”.  Y disfruta, mucho, cada día, de los detalles y de la simpleza de la vida, que siempre estuvieron, pero no los veía.

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