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Grameen, según mujeres de los Valles Calchaquíes: “Ser solidariamente responsables”

Chiara tiene 21 años, un hijo de 3 meses y una pareja, con la que convive en Amaicha del Valle. Allí llegó a los 13 años, desde la provincia de Buenos Aires, donde nació. “Vine a Amaicha porque mi mamá es de acá y aquí estaba viviendo”, comenta la joven, integrante de uno de los tres grupos de emprendedoras que recibió los primeros créditos, en el marco de Programa de Economía Popular, Solidaria y Sostenible que León impulsa en los valles, en alianza con la Fundación Grameen Argentina y la plataforma Sumatoria.

Chiara Báez.

 

Chiara se inició recientemente en la producción de moisés y cunas. “Con el crédito, podremos viajar a San Miguel de Tucumán a comprar más variedad y cantidad de telas; hasta ahora solamente iba a comprar a Santa María y hay un mismo tipo de tela”, comparte, emocionada.

En Amaicha, Chiara cuenta con su hermano mayor también, pero ella vive con su pareja, “que es técnico en Administración de Empresas, pero no ejerce porque acá no hay trabajo de eso. Trabaja de albañil actualmente”, expresa.

Del Programa Grameen de León, dice, se enteró por  su suegra. “Fui a las reuniones y me gustó. Estoy muy entusiasmada”, añade. Y sobre cómo empezó su emprendimiento, “Bruno Creaciones”, Chaira recuerda:Un día, de la nada, estaba viendo un video sobre cómo hacán moisés y me dije que me gustaría hacerle uno a mi hijo.  Mi pareja me dijo que era  fácil, lindo y que acá nadie lo hacía. Así que nos pusimos a hacer y ahora vendemos, en promedio, de 4 a 5 moisés por mes”. “Ahora estamos haciendo bordados también”, se entusiasma.

 

Una de sus compañeras de grupo, María del Valle (64), también recorre con una sonrisa la sede de la Comuna de Amaicha, sede del acto de las primeras entregas de microcréditos. Creó “Tejidos María”. Ella nació en San José de Chasquivil, pero desde los cinco está radicada en Amaicha. “Me vine con mi mamá, que me crió. Siempre tejíamos e hilábamos. Teníamos ovejas y llamas, pero ya no, así que tenemos que comprarla materia prima para producir”, describe.

 

María del Valle

 

María cobra una jubilación. Pero le gusta emprender y se genera ingresos extras. Sobre la metodología Grameen, destaca: “está bueno ser solidariamente responsables entre nosotras. No es por hablar, pero somos buenas nosotras, jajajaja”, cierra.

María tiene cinco hijos. Convive con uno. El resto vive y trabaja en Santa Fe, Mar de Ajó y Mar del Plata. Tiene un problema en la vista (luego de ser operada por cataratas congénita) lo que le impide tejer mucho al sol y con viento. Por eso dejó de tejer en telares rústicos y solo lo hace en interiores. “Hago sacos, remeras para verano, chalecos. Con el crédito espero mejorar. A mí me gusta mucho crear. Los vecinos me dicen que estoy loca por las cosas que hago. Vendo en la vereda de mi casa. Anhelo tener un techito para poder vender aun con viento, sol o lluvia”, anhela.

También tengo un vecino que vende cerámica y les dejo Atrapasueños que hago para que me los venda. El crédito me va ayudar a comprar mi materia prima, hilo y lana”, se entusiasma.

Rocío (18), nacida y criada en Amaicha, integra “Manos del Valle”, un emprendimiento familiar, que se dedica a la producción y venta  de productos de cerámica, como cazuelas y bandejas. “Producimos mucho, y comercializamos en San Miguel de Tucumán y hacemos envíos a Córdoba”, cuenta. “El negocio creció tanto que tuvimos que incorporar una persona para que nos ayude. Pensamos usar el crédito en costear esa inversión”, comenta.

 

Rocío Fabián.

 

Hortensia (42) es una de las emprendedoras de Colalao del Valle. Regalería y Bazar es su rubro. Está por comenzar con este desafío, al que batuzió “Encantos Diferentes”.  Antes vendió pan casero. “Con este crédito compraré cosas, ya que en Colalao no se consigue”, afirma.

Melisa es otra leona de Colalao. Tiene 34 años. La pastelería es lo suyo. Dice que las tartas son su especialidad. Está con la venta hace cinco años. Involucrarse en Grameen, dice, “me incentiva, a mejorar y a progresar. Trabajar en grupo me gusta, así como la filosofía y los valores de Grameen. Me ayuda como persona. Los valores, como la palabra, están perdidos”.

Melisa está en pareja y tiene dos hijos. “Ellos me ayudan mucho en la producción”, destaca.

 

Rocío Arjona (25) se prepara para afrontar su primer emprendimiento: la venta de ropa de niños y niñas, de calzados y acolchados. Comprará la mercadería  en San Miguel de Tucumán. “Estar en Grameen, pienso, será de gran ayuda, porque estaba pensando en emprender en algo y no sabía cómo ni con qué empezar”, admite, la creadora de “Un sueño”.  “Le puse ese nombre porque todo es un sueño, vender y en el futuro tener un local propio”, comparte. “Por lo pronto venderé de manera virtual, a través de diferentes redes sociales”, afirma. Jovita compone el grupo de emprendedoras con Rocío. Es el grupo de menos integrantes (3) por el momento. Y lo llaman “La Fortaleza”.Venimos desde el día uno. Éramos cinco, dos se bajaron y seguimos adelante, fortaleciéndonos, por eso el nombre del grupo”, cuenta.

Su emprendimiento nació en plena pandemia. Lo inició su hija. Se llama El Grandote y se trata de un súper sándwich de milanesa. El pan es de producción propia. Jovita también vende hamburguesas. Con el crédito espera poder hacer más prepizzas. La hija que empezó el emprendimiento está en el sur del país y está por ingresar a la Armada.

 

Rocío Arjona

 

Jovita

Mis sándwiches son famosos aquí”, presume Jovita, dueña de un sueño y un emprendimiento. Como muchas mujeres en los valles, a las que León acompaña con orgullo.

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