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Alimentos, en casa

Ofrecer talleres anuales, teóricos y prácticos de Cocina y Huerta Comunitaria para el empoderamiento, la amplitud de horizonte y la generación de ingresos económicos y una mejor calidad de vida. Con estas propuestas y premisa Fundación León respondió a la necesidad de la comunidad del asentamiento 11 de Enero y el barrio Libertad, ubicados en la zona de La Cartujana, en el oeste del Gran San Miguel de Tucumán, al límite con Yerba Buena.

León abordó las nuevas propuestas con profesionales de la gastronomía, la nutrición y la ingeniería agrónoma, para iniciar un proceso de formación en la sede del renovado Centro Comunitario, sobre el Camino del Perú al 1900.

Ana, Carlos y Pablo, en Nutrición, Cocina y Huerta, respectivamente, se encargaron de la enseñanza, de la que fueron parte 155 personas, mujeres y hombres que se apuntaron para superarse,  aprender y generarse oportunidades con salida laboral y posibilidades de una mejor calidad de vida para sus grupos familiares.

IMPACTO
Hijo en brazos, Emilse se anotó en cuanta capacitación que León acercó a La Cartujana. Así es que aprendió de cocina, de peluquería, de artesanía y del armado y cuidado de una huerta. “Me encanta participar y aprender de todo. Ha permitido mejorar mi vida y la de mi familia, me siento muy preparada y super contenta”, admite Emilse. “En estos talleres, también hice uno de peluquería -aclara- no sólo conocí y aprendí sino que pude emprender y generarme recursos, que vienen muy bien  para el sostén de la familia”, destaca la joven, que, por ejemplo, hizo mermeladas de frutillas y las vendía en la plaza del barrio junto con bizcochuelos y tartas. Todo lo aprendió de cero.
En la de Emilse, se representan decenas de historias de vida que empezaron a cambiar cuando las oportunidades tocaron a sus puertas.

Para Norma, en tanto, “todos los talleres fueron buenísimos”. “Fue un placer asistir a cada clase, porque no sólo aprendimos sino que pasamos hermosos momentos, dejando de estar en casa y pudiendo hacer nuevas amistades y ayudarnos entre todas las personas que asistimos; eso no tiene precio”, destacó. Y celebró: “No sólo aprendí a hacer dulces y saldos para vender o sorprender a mi familia con artesanías o cotillón que también aprendí en otros cursos que nos ofreció la fundación León en el Centro Comunitario, sino que además pude crear mi propia huerta, en mi casa. Hoy sacamos tomates, zapallitos o perejil, por ejemplo, de allí mismo”.

“Nunca antes nadie nos había marcado la importancia de comer sano y saludable. De incluir verduras en nuestros platos y de tener educación sobre alimentos”, ponderó Beatriz, destinataria del Taller de Nutrición. Y, emocionada, concluyó: “Una siempre quiere aprender y estar mejor. Muchas veces, las oportunidades de asistir a cursos o talleres están lejos de nosotros. Por eso, agradezco estas propuestas gratuitas de la Fundación León y felicito a todas las personas que aprovecharon cada curso. Los conocimientos nos ayudan a vivir un poco mejor”.

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