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José, a los 80, sueña y afirma: “me siento más vivo que nunca”

José tiene 80 años. En 2022 se vinculó a León para asistir a las reuniones del Grupo de Apoyo destinado a familiares de personas con demencias. Su esposa, Nilda, tenía diagnóstico de Alzheimer y él necesitaba herramientas para convivir con la nueva realidad. Nilda falleció a mediados de este 2023. Y José sigue adelante. Dice que aprendió a hacerlo. “Gracias a la fundación puedo salir adelante. Me cambió la vida. Pude sobrellevar la enfermedad de mi esposa y ahora el duelo. Me siento bien y más vivo que nunca”, afirma José, que además de continuar en el Grupo de Apoyo, se sumó a las clases de actividad física y a los talleres de estimulación cognitiva, Neurogym, que ofrece nuestro Centro de Envejecimiento Activo “León y Estela Feler”. José no para. Se lo ve contento. Conoce personas. Se relaciona. Sociabiliza. Sonríe.

 

 

Padre de 3 y abuelo cinco, empleado de “Barbieri y Cía.” durante 38 años y trabajador activo aun jubilado, José, también fanático hincha de Boca y de Central Norte, tuvo que cambiar su rutina para acompañar a Nilda.

Dejé de trabajar, de salir, todo. No lo lamento. Estuve al lado de mi esposa hasta el final”, recuerda con mucho amor el protagonista. “Mi esposa no tenía una sola operación. Era una mujer sana, muy dedicada a sus cosas: hacía Tai Chi, pintura, gimnasia”, remarca. “Cuando ella comenzó con los problemas de desorientación, fuimos de inmediato a consultar al médico. Por ejemplo, iba a un negocio y cuando salía no sabía dónde estaba. Para la familia fue un golpe duro”, asegura.

 

Proceso

El Alzheimer y su avance en Nilda surgió hace 10 años. “Es una enfermedad progresiva pero lenta; los cambios en mi esposa fueron paulatinos. Yo ya no sabía qué hacer. Me sentía perdido e hice lo peor, me encerré, en mi casa y en mí mismo”, se acuerda José, vecino de la zona de Barrio Los Pinos. “Un día, a través de mi hija que me la recomendó, conocí a Fundación León. Entonces empecé a dedicarme a mí”, destaca.

A la hora de mirar hacia atrás, José celebra y agradece –sonrisa de por medio- la vida compartida con Nilda. “Siempre hemos tratado de estar activos. Disfrutamos bastante de la vida. Hemos viajado mucho. El golpe de su partida ha sido muy duro. Pero seguimos adelante”, enfatiza.

José también mira hacia adelante: “Sueño con seguir viviendo y ser feliz. Ella estaría feliz de verme tan activo”, asegura, orgulloso, emocionado y feliz.

 

 

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